lunes, 24 de octubre de 2011

Estreno de "La Estación de la Vida"


La Estación de la Vida es un montaje que reúne a dos grandes exponentes de la dramaturgia italiana: Luigi Pirandello y Darío Fo.

Estos dos premios Nobel de épocas y estilos disímiles, pero que comparten su visión crítica y ontológica de la vida, son los autores de las dos obras cortas que dan vida a este espectáculo: “Comedia en un acto” de Fo y “El Hombre de la Flor en la Boca” de Pirandello, dirigidas por Claudia Valenzuela.

Los montajes no sólo tienen en común el espacio físico del desarrollo de la trama: una estación de trenes, lugar en que se cruzan los caminos, punto de partida y de llegada, como la vida misma; sino que también comparten su temática: el continuo enfrentamiento de la vida y la muerte.

Darío Fo, en su particular estilo farsesco, nos enfrenta a la cruda realidad de una guardavía y su diario vivir, invitándonos a reflexionar sobre el conformismo y cómo vivimos nuestras vidas; mientras que Pirandello nos presenta un instante en la vida de dos hombres que se encuentran casualmente en una estación de trenes, encarnando los conceptos de vida y muerte, pero durante el transcurso de la acción la vida toma tintes de muerte y viceversa. Tras esta paradoja se esconde el drama del individuo y su incapacidad de adaptarse a la realidad.

La Estación de la Vida es el más reciente montaje de la Compañía de los Cuatro, integrada actualmente por Orietta Escámez y Humberto Duvauchelle, quienes celebran con este trabajo sus 50 años de fructífera trayectoria, recordando siempre a Héctor Duvauchelle. Además de Orietta y Humberto, en la obra actúan Alberto Zeiss y Luis Wigdorsky.

Viernes y sábado 21:40, domingo 19:00 hrs:: Sala "La Comedia", Merced 349 ::Reservas al teléfono: 639 1523
Fuente: La Vieja Ciudad, Guía Cultural

martes, 3 de junio de 2008

Romance de Barco y Junco (Oscar castro)




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El junco de la ribera
y el doble junco del agua,
en el país de un estanque
donde el día se mojaba,
donde volaban, inversas,
palomas de inversas alas.

El junco batido al viento
-estrella de seda y plata-
le daba la espalda al cielo
y hacia el cielo se curvaba,
como un dibujo salido
de un biombo de puertas claras.

El estanque era un océano
para mi barco pirata:
mi barco que por las tardes
en un lucero se anclaba,
mi barco de niño pobre
que me trajeron por pascua
y que hoy surca este romance
con velas anaranjadas.

Estrella de marineros,
en junco al barco guiaba.
El viento azul que venía
dolorido de fragancias,
besaba de lejanías
mis manos y mis pestañas
y era caricia redonda
sobre las velas combadas.

Al río del pueblo, un día,
llevé mi barco pirata.
lo dejé anclado en la orilla
para hacerle una ensenada;
mas lo llamó la corriente
con su telégrafo de aguas
y huyó pintando la tarde
de letras anaranjadas.

Dos lágrimas me trizaron
las pupilas desoladas.
en la cubierta del barco
se fue, llorando, mi infancia.

domingo, 1 de junio de 2008

La Noche de los Poetas



"Hemos acercado la poesía a la gente", dicen en esta entrevista Mario Lorca, Humberto Duvauchelle y Juan Carlos Leal. Hablan de La noche de los poetas, algo más y algo diferente a una representación teatral o a un recital de textos; la cita comprende y convoca muchos poetas: Guillén, Vallejo, Roque Dalton, Redolés. Y Neruda, Borges, en fin, como si regresaran, los muertos, desde la sombra para alimentar la vida.

Leal pone el ritmo con las cuerdas de su guitarra, Lorca y Duvauchelle con las propias, las vocales; y el público con sensibilidad, memoria y un sí es no es de desafío. ¿Poesía en el país que olvida y traiciona a sus poetas? La respuesta es sí. Respesta que los actores y el músico la entregan –gesto poético, si cabe decirlo– al periodista de un diario en huelga...

Cristián Pavez *


Pareciera que la voz de Neruda deambulara por la sala, y entre el público, o que Aquiles Nazoa, el gran poeta de Venezuela, acabara de escribir El Nombre de María la semana pasada. Son veinte años los que germinaron la cita nocturna con la poesía. Conversaciones, antes y después del regreso del destierro, fueron acuñando la música y el diálogo con Guillén, Vallejo, Roque Dalton, Redolés, por anunciar a algunos, que ya suman dos décadas.

Es una encomienda repleta, patrimonio, de poemas. De vates con y sin nombres que salen a través de la voz de los actores Humberto Duvauchelle, Mario Lorca y de la guitarra de Juan Carlos Leal. Acercar esta expresión, sostienen, a todos. Que deje de ser un género destinado a “señoritingos encorbatados que van por ahí con mamotretos y palabras raras”. Que ese juego se vaya mezclando con el habla de la calle, el fútbol, los chistes, las mujeres y los hombres, los jóvenes y los viejos. De rápidos y lentos, con tiranos y héroes, locos y dormidos. Incluso, a petulantes, que vienen como mesías, y que bien bailan de miserables.

Humberto Duvauchelle examina el escenario, escucha las preguntas. Alguien, que lo reconoce, interrumpe y le pregunta por su obra acerca de Jorge Luis Borges. No trepida en divertirse con las respuestas. Es preciso para recordar al Borges polémico. Al escritor trasandino que recibió un reconocimiento, de Augusto Pinochet, allá en 1983.

Continúa juntando pasajes de la destreza narrativa, y la particular personalidad del autor de El Zahir, cuando un pequeño grupo de chilenos –muy indignados con el premio que le otorgó la Junta– llegó hasta su departamento en el gran Buenos Aires. Borges, detalla, escuchó la perorata que lo condenaba al basurero de la historia. Sin titubear preguntó, esta vez recreando el movimiento de un ciego, “dónde tengo que firmar”.

Al otro lado del escenario está Mario Lorca. Afina la voz para leer un poema de Nicolás Guillén. Que concuerde con el tres de Juan Carlos Leal. Sentimos que en la sala deambula el poeta cubano y que sus palabras vinieran de una ceremonia de santería. Del cuero del quinto o en el chekeré.

–Son 800 presentaciones de La Noche de los Poetas a lo largo de 20 años ¿Qué conclusiones sacan después de todo ese tiempo?

–Hemos concretado un trabajo que podríamos llamar como representación de la poesía. Ese aspecto ha sido fundamental. La poesía, como expresión, no ha tenido la oportunidad de ser representada como espectáculo. En un espacio en donde se expone el legado de los grandes autores y a los nuevos poetas. Hemos recopilado una gran cantidad de textos de poetas jóvenes. Nos han entregado su material de manera espontánea.

"Todo ese bagaje, ese legado, lo hemos plasmado –durante muchos años– en un espectáculo que ha sido muy bien recibido por el público. Tenemos la gran satisfacción, Mario y Humberto, de que podemos presentarla en escenarios masivos y en íntimos. Un ejemplo fue ante 5.000 personas en Isla Negra, en el Estadio Víctor Jara y en un anfiteatro en La Florida. Tenemos la ventaja, desde el punto de vista de los recursos técnicos, de que La Noche de los Poetas no requiere grandes recursos. Es simple. Sólo necesitamos tres micrófonos. Se ha traducido en una espléndida respuesta de parte de la gente. Ha sido un rasgo común en todas las edades."

"Los jóvenes han sido uno de los grandes espectadores. Es decir, descubren un ámbito del lenguaje, del castellano, al que no tienen acceso. Señalan que se sorprenden al descubrir que tenga tanta belleza y que, como pasa todos los días, existe un precario uso de nuestro idioma, pero que adquiere una dimensión maravillosa en la poesía. Eso permite llevar a la poseía a todos los planos. La gente descubre que puede adentrarse en ese mundo fascinante: la poesía. Una veintena de jóvenes, que alguna vez nos fueron a ver, hoy son grandes poetas”.

–¿Con qué poetas consagrados han compartido escenario a lo largo del país?

–Una gran experiencia fue trabajar con Gonzalo Rojas en el Teatro de Concepción. Fue un recital histórico. Acudió gustoso a nuestra invitación. Lo mismo sucedió con Nicanor Parra y con Raúl Zurita. También han participado poetas menos conocidos, pero de gran calidad. Con Mauricio Redolés, y no está de más repetirlo, fue un evento colosal.

–El lenguaje no es estático y todos los días inventa palabras, ¿de qué manera han ido incorporando el hablar de los chilenos?

–Contamos con una buena cantidad de material de poetas jóvenes. Un ejemplo es Mauricio Redolés. Otro es el caso de Enrique Moros, de Valparaíso. Con ambos hemos realizado recitales espléndidos. De una u otra manera, han abierto una ventana para conocer las nuevas tendencias. Consideramos que la poesía es una pequeña obra de teatro. Tiene la capacidad, desde el punto de vista de la síntesis, de expresar grandes conceptos. La Noche de los Poetas va ilustrando, a través de este género, distintos aspectos de la vida del ser humano. Se traduce en que la gente, el público, tenga una amplia visión de los poetas chilenos y de América Latina.

Antes y ayer

–Son veinte años, ¿cómo fue esta experiencia en dictadura en comparación a hoy?

(El montaje partió como una forma de reencuentro de Mario y Humberto. Dos grandes actores que retornan del exilio. Fue una forma de narrar la experiencia de ese tiempo. Humberto vivió su exilio en Venezuela. Acuñó una gran cantidad de material literario. De vivencias que tuvo en diversos países latinoamericanos y en Europa. Por su parte, Mario Lorca, en Chile, trabajó con diversos músicos, en televisión y en el ámbito dramático cuando era parte del Teatro Nacional).

–Es, de algún modo, contar parte la experiencia que nace con la amistad. El reencuentro de dos personas. Posteriormente, se transformó en un trabajo de recopilación de poética contemporánea. Hoy, en el Chile actual, es una forma de ir descubriendo a los nuevos poetas.

¿Existe la posibilidad de ver La Noche de los Poetas en formato audiovisual?

–Grabamos una presentación en formato digital en una universidad. Sin embargo, no es fácil hacer un trabajo de esta naturaleza. No hemos tenido, por ejemplo, la posibilidad de trabajar en televisión. Eso ha sido un tema muy fuerte. Nos agrada porque la TV tiene un impacto sustantivo en el ámbito de la educación. Tampoco propuesta, o interés, de parte del gobierno.

Empero, y qué duda cabe, es un tremendo aporte a la formación básica, media y universitaria. Han señalado, en más de una oportunidad, que la poesía –como género y actividad– no concita un gran interés. Por el contrario, persiste el mito de que es sólo para los eruditos. Algo muy alambicado. Que es fome y que la gente se aburre.

–¿Cómo ha sido la experiencia ante públicos que son considerados como‘eruditos o de elite?

–Ha sido formidable. La gente se ha sentido sumamente identificada. Ha participado activamente. Nos hemos presentado en comunas como La Pintana, en La Victoria, que son claves en el mundo popular. Es impresionante el cómo la gente nos ha acogido. No sólo han manifestado que le gustó el espectáculo.

"Recordamos una experiencia, parece que fue en La Pintana, en donde agradecían a coro. Eso es una tremenda satisfacción. Es un honor para la poesía y su vínculo con la gente”.

–¿Qué desafíos deparan a Mario Lorca, Humberto Duvauchelle y a Juan Carlos Leal con La Noche de los Poetas?

–Que pueda llegar a más gente. A más sectores a lo largo del país y al ámbito educacional. El material, que hemos recopilado durante 20 años, tiene una tremenda importancia. Es una contribución a la educación en Chile. Al desarrollo de la cultura escrita y al despliegue de nuestro idioma. Aún tenemos que llegar a más lugares. Es la consecuencia lógica de este espectáculo.




LA NOCHE DE LOS POETAS

Creación colectiva de los actores Humberto Duvauchelle, Mario Lorca y el músico Juan Carlos Leal.

Espectáculo poético y musicalizado que permite –o demanda– la participación del público; además constituye un anecdotario en torno a la vida y obra de poetas chilenos y latinoamericanos, sin olvidar la atmósfera en que vivieron y trabajaron.

Entre otros poetas están presentes Gabriela Mistral, Pablo Neruda, Pablo de Rokha, Nicanor Parra, Oscar Castro, Gonzalo Rojas, Aquiles Nazoa, Andrés Eloy Blanco, Nicolas Guillén, Roque Dalton, etc...


Fuente: www.pieldeleopardo.com

martes, 26 de junio de 2007

Humberto Duvauchelle y el teatro de siempre




DE POCOS HOMBRES DE TEATRO HEMOS estado mas cerca que de Humberto Duvauchelle, de quien comenzamos a ser amigos hace cuarenta y cinco anos, cuando ensayaba La vida es Sueño, de Calderón de la Barca, bajo la dirección de Jorge Elliot. Concepción se disponía entonces a celebrar su Cuarto Centenario y el Teatro Universitario preparaba esta obra para la ocasión.

Los ensayos se hacían en el local de la Federación de Estudiantes Penquistas --en Freire casi esquina Angol-- y Galo Gómez, que era inspector jefe del Internado del Liceo de Hombres, nos había autorizado a salir después de clases, con la única condición que fuéramos hasta allí, llevándole un recado a un dirigente universitario amigo suyo. Y camarada, también, porque la FEC va estaba en manos de la Brigada Socialista, de la cual el futuro regidor de la comuna y vicerrector de la universidad era un destacado militante.

Mientras esperábamos que llegara Pablo Doboud --que todavía sigue siendo el "Campa" para sus antiguos compañeros-- nos asomamos a la sala donde ensayaba el grupo y Orietta Escamez nos invito a entrar. Por cierto que nos quedamos hasta el final y casi volvimos al liceo sin cumplir el encargo de Galo, entusiasmados como estábamos conversando con los actores del TUC. Se contaban Humberto, Héctor y Hugo Duvauchelle, las hermanas Escamez, Gaston von dem Bussche, y unos cuantos más, aparte de Elliot y del escenográfo Eduardo Hyde, quien se convertiría con el tiempo en uno de esos "personajes inolvidables", no sólo para nosotros, sino para la gente de esta ciudad.

Con Zapatera Prodigiosa, de García Lorca, dirigida por David Stitchkin, en 1945, y con el drama de Calderón, comenzó a gestarse entre nosotros un vigoroso movimiento teatral, que tuvo, en los tres Duvauchelle a sus principales animadores.

Separados del TUC por diferencias artísticas, formaron el Teatro Libre de la Federacion de Estudiantes de la Universidad de Concepción y llevaron el teatro a los barrios y a la mayoría de los pueblos de la provincia. Para ser justos, hay que decir que los Duvauchelle fueron, también, los pioneros de la extensión teatral en nuestra zona.

Radicados en Santiago desde 1953, siguieron en esa misma línea con el Teatro Bancario, fundado por Enrique Gajardo Velásquez, hasta que el Teatro Experimental de la Universidad de Chile los llamo a sus filas. Primero, a Humberto, y luego, a Héctor, porque Hugo falleció cuando sus dos hermanos actuaban en Las Brujas de Salero, de Arthur Miller. En 1956, si la memoria no nos traiciona.

COPYRIGHT 2001 Universidad de Concepción- Atenea

domingo, 13 de mayo de 2007

Vamos Mujer (Cantata Santa María de Iquique)


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Relato (Cantata Santa María de Iquique)


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Un poema para Héctor




CARACAS 24, URGENTE.

NOTA: Este canto fue escrito al día siguiente de la muerte de Héctor Duvauchelle, mi amigo.

Voy a contar una historia,
de esas que gusto contar,
cuando tomo la guitarra
para ponerme a cantar.

A mi amigo lo mataron,
en una calle cualquiera,
por esas cosas que el hombre
nunca sabe que lo esperan.

Esa noche, me contaron,
se apagaron las estrellas,
y la luna no quería
salir a ver la tragedia.

¿Dónde estás ¡Carajo! Caracas que no te veo?
¿Desde aquí, desde lo alto, de lo que llaman el cielo?
Vengo volando, lando, para contarte
que tengo muchas cosas que preguntarte.
Acerca de un amigo, que tú ya sabes,
que se quedó dormido sobre tus calles,
¿Dónde estás ¡Carajo! Caracas que no te veo?
Vengo a buscar el alma, de Pepe, mi compañero.

Voy a contar una historia,
de esas que gusto contar,
cuando tomo la guitarra
para ponerme a cantar.

Al día siguiente de acaecidos los hechos, que narro, hoy, aquí,
apareció, en la prensa chilena, el cable internacional que decía, textualmente, así:
(Abro comillas) Caracas 24, UPI. El actor y Director Héctor Duvauchelle, de la Compañía de Teatro, Los Cuatro, de Chile, fue hallado muerto en una calle del Este de Caracas, de una puñalada, en lo que la policía presume fue un presunto atraco (Cierro comillas)
"Que los muertos entierren a sus muertos". Está bien. Pero yo me pregunto algunas cosas:
¿Cuánto vale la vida de un hombre?
¿Cuánto vale el trabajo de un hombre?
¿Cuánto vale la existencia completa de un hombre, dedicada, por entero, a la maravillosa disciplina del arte del Teatro?
¿Qué pasó? ¿Qué ocurrió?
¿Sabría el Portugués, aquel, de la navaja, la vida que nos estaba quitando a los chilenos?
¿Sabría el Portugués, aquel, de la navaja, que tal vez fue por un par de monedas la vida que le estaba quitando a los Venezolanos?
¿Sabría el Portugués, aquel, de la navaja, el talento del que nos estaba privando a los habitantes de esta América nueva?
¿Qué pasó?
¿Tenemos tan mala memoria los chilenos? ¿O no nos percatamos de algunos detalles importantes?
Por ejemplo: Yo me pregunto ¿qué pasó? Por qué no sabemos reconocer por ejemplo, en el trabajo de los actores jóvenes que hoy triunfan, la Escuela que iniciaran, alguna vez, los Hermanos Duvauchelle por allá por la inquieta Universidad de Concepción?
¿Qué pasó?
¿Tenemos tan mala memoria los chilenos, y ya se nos olvidó la voz de Humberto cuando nos decía, desde un viejo disco:
"Yo me pondré a vivir, en cada rosa,
y en cada lirio que tus ojos miren
y, en cada trino, cantaré tu nombre,
para que no me olvides"?
Tal vez, desde el tiempo, ya nos estaba pidiendo que les recordáramos, por lo menos, sus compañeros de oficio.
¿Qué pasó?
¿Tenemos tan mala memoria los chilenos y se nos olvidó la voz de Pepe cuando nos decía, desde un surco de la "Cantata Santa María de Iquique":
"Lo había prohibido la Oficina"
¿Qué pasó?
Pero Pepe, además de flaco era porfiado. Yo creo que de eso se murió. De porfiado. Claro, como vivo nunca pudo regresar a Chile, se murió y muerto sí pudo y hoy está aquí, entre nosotros, cerca de sus hermanos, de su familia, de sus amigos, de sus escenarios, de su público, y lo que es más importante para él, yo lo sé, aunque sea dos metros debajo, pero debajo de la tierra de la Patria, a la que tanto amó.

Voy a contar una historia,
de esas que gusto contar,
cuando tomo la guitarra
para ponerme a cantar.
A cantar

Sinalefo cantor


Oración para que no me olvides


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Yo me pondré a vivir en cada rosa
y en cada lirio que tus ojos miren
y en todo trino cantaré tu nombre
para que no me olvides.

Si dormida caminas dulcemente
por un mundo de diáfanos jardines,
piensa en mi corazón, que por ti sueña,
para que no me olvides.

Y al contemplar llorando las estrellas
se te llena el alma de imposibles,
es que mi soledad viene a besarte
para que no me olvides.

Yo pintaré de rosa el horizonte
y pintaré de azul los alelíes
y doraré de luna tus cabellos
para que no me olvides.

Y si una tarde en un altar lejano,
de otra mano cogida, te bendicen,
cuando te pongan el anillo de oro
mi alma será una lágrima invisible
en los ojos de Cristo moribundo,
para que no me olvides.

Intimidades Indecentes, el espejo que nos devuelve


Humberto Duvauchelle y el teatro:
"De sólo mirar lo que he hecho, me canso"

VERÓNICA MARINAO

Con 50 años de carrera, el actor está en cartelera con "Intimidades indecentes", su obra número 91.




"Estoy tan vieeejo", dice un sonriente Humberto Duvauchelle. Y comienza a repasar esa época en la que, junto a su hermano Héctor, escandalizaba al público más conservador con obras como "Entretengamos al señor Sloane", de Joe Orton, o "Recordando con ira", de Joe Osborne, textos absolutamente vanguardistas en los años '60 que hoy ya son clásicos.

Hoy, Duvauchelle también es un clásico del teatro local. Un clásico que no confiesa su edad, pero dice: "Estoy cumpliendo 50 años de carrera teatral y haciendo mi obra número 91. O sea, ¡estoy aterrado! De sólo mirar lo que he hecho, me canso". Es cierto, tiene razón para el cansancio, porque el destacado actor no sólo tiene una prolífica vida sobre las tablas, sino que también -desde 1988 en adelante- ha realizado 817 recitales de poesía junto a Mario Lorca y sigue dictando clases de manejo vocal, su especialidad, en universidades. Acaba de grabar, por puro placer y de forma independiente, el master del disco "Neruda total", en el que recita poemas del Nobel y recrea parte de "Guerrilla literaria", de Faride Zerán, sobre la disputa intelectual entre Rokha, Huidobro y Neruda. Ahora dice que debe pensar y programar cómo hará la distribución de ese trabajo.

En estos momentos, Duvauchelle está en cartelera con el reestreno de "Intimidades indecentes", en el Teatro La Comedia. "Estoy en una etapa especial de mi carrera, porque después de muchos años volví a hacer comedia y me gusta mucho", dice (ver nota relacionada). El actor cuenta que si bien aún no tiene agendada una celebración especial para el medio siglo arriba de las tablas, es probable que para noviembre programe algún acto conmemorativo.

A Duvauchelle no le gusta el panorama del teatro actual en Chile. "Se grita mucho y se hace reír sólo con garabatos. La verdad es que cada vez voy menos al teatro. Siento que en general está exento de emoción. Me gusta lo que hace La Patogallina y lo que ha hecho La Troppa, pero en general me cansa ir al teatro".

¿Y ha pensado en bajarse de los escenarios? "Nooo. Qué pregunta. Yo no quiero batir ningún récord, no se trata de que quiera llegar a hacer la obra número 100. No. Pero siento que todavía puedo hacer un aporte".


Una obra con carcajadas y reflexión

La obra "Intimidades indecentes", de la brasileña Leilha Asuumpcao, se estrenó el 2005 en Chile con Alicia Quiroga como coprotagonista de Humberto Duvauchelle. Por razones de salud, esta temporada ella fue reemplazada por Patricia Larraguibel. "Actoralmente es muy atractivo este trabajo, porque en la obra vamos envejeciendo hasta los 90 años, pero sin maquillaje ni nada externo, sólo gracias a la actuación. Además tiene un final tan insólito que a mí me encanta", dice Humberto Duvauchelle sobre este texto que ganó el premio de la crítica especializada de Sao Paulo en 2003 y del que se enamoró cuando vio la versión brasileña.

A tanto llegó, que se contactó inmediatamente con la autora para conseguir los derechos. "Es una obra muy intimista, como me gusta a mí el teatro. Y creo que especialmente para las mujeres es una obra especial, tiene mucho humor, pero también es una obra profunda, que reflexiona sobre los temas de la pareja y el amor".

El montaje fue dirigido por Juan Pablo Donoso y se presenta en el Teatro La Comedia. Viernes y sábados a las 22:00 horas, y domingos a las 19:30 horas.



Bitácora Teatral (Críticas de teatro de Luisa Ballentine)La revancha de las almas mayores http://teatroluisa.blogspot.com/2007/04/la-revancha-de-las-almas-mayores.html