domingo, 13 de mayo de 2007

Un poema para Héctor




CARACAS 24, URGENTE.

NOTA: Este canto fue escrito al día siguiente de la muerte de Héctor Duvauchelle, mi amigo.

Voy a contar una historia,
de esas que gusto contar,
cuando tomo la guitarra
para ponerme a cantar.

A mi amigo lo mataron,
en una calle cualquiera,
por esas cosas que el hombre
nunca sabe que lo esperan.

Esa noche, me contaron,
se apagaron las estrellas,
y la luna no quería
salir a ver la tragedia.

¿Dónde estás ¡Carajo! Caracas que no te veo?
¿Desde aquí, desde lo alto, de lo que llaman el cielo?
Vengo volando, lando, para contarte
que tengo muchas cosas que preguntarte.
Acerca de un amigo, que tú ya sabes,
que se quedó dormido sobre tus calles,
¿Dónde estás ¡Carajo! Caracas que no te veo?
Vengo a buscar el alma, de Pepe, mi compañero.

Voy a contar una historia,
de esas que gusto contar,
cuando tomo la guitarra
para ponerme a cantar.

Al día siguiente de acaecidos los hechos, que narro, hoy, aquí,
apareció, en la prensa chilena, el cable internacional que decía, textualmente, así:
(Abro comillas) Caracas 24, UPI. El actor y Director Héctor Duvauchelle, de la Compañía de Teatro, Los Cuatro, de Chile, fue hallado muerto en una calle del Este de Caracas, de una puñalada, en lo que la policía presume fue un presunto atraco (Cierro comillas)
"Que los muertos entierren a sus muertos". Está bien. Pero yo me pregunto algunas cosas:
¿Cuánto vale la vida de un hombre?
¿Cuánto vale el trabajo de un hombre?
¿Cuánto vale la existencia completa de un hombre, dedicada, por entero, a la maravillosa disciplina del arte del Teatro?
¿Qué pasó? ¿Qué ocurrió?
¿Sabría el Portugués, aquel, de la navaja, la vida que nos estaba quitando a los chilenos?
¿Sabría el Portugués, aquel, de la navaja, que tal vez fue por un par de monedas la vida que le estaba quitando a los Venezolanos?
¿Sabría el Portugués, aquel, de la navaja, el talento del que nos estaba privando a los habitantes de esta América nueva?
¿Qué pasó?
¿Tenemos tan mala memoria los chilenos? ¿O no nos percatamos de algunos detalles importantes?
Por ejemplo: Yo me pregunto ¿qué pasó? Por qué no sabemos reconocer por ejemplo, en el trabajo de los actores jóvenes que hoy triunfan, la Escuela que iniciaran, alguna vez, los Hermanos Duvauchelle por allá por la inquieta Universidad de Concepción?
¿Qué pasó?
¿Tenemos tan mala memoria los chilenos, y ya se nos olvidó la voz de Humberto cuando nos decía, desde un viejo disco:
"Yo me pondré a vivir, en cada rosa,
y en cada lirio que tus ojos miren
y, en cada trino, cantaré tu nombre,
para que no me olvides"?
Tal vez, desde el tiempo, ya nos estaba pidiendo que les recordáramos, por lo menos, sus compañeros de oficio.
¿Qué pasó?
¿Tenemos tan mala memoria los chilenos y se nos olvidó la voz de Pepe cuando nos decía, desde un surco de la "Cantata Santa María de Iquique":
"Lo había prohibido la Oficina"
¿Qué pasó?
Pero Pepe, además de flaco era porfiado. Yo creo que de eso se murió. De porfiado. Claro, como vivo nunca pudo regresar a Chile, se murió y muerto sí pudo y hoy está aquí, entre nosotros, cerca de sus hermanos, de su familia, de sus amigos, de sus escenarios, de su público, y lo que es más importante para él, yo lo sé, aunque sea dos metros debajo, pero debajo de la tierra de la Patria, a la que tanto amó.

Voy a contar una historia,
de esas que gusto contar,
cuando tomo la guitarra
para ponerme a cantar.
A cantar

Sinalefo cantor


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